El Congreso Nacional resolvió además, encargar a sus directivas provinciales impulsar a nivel local la generación de frentes democráticos que incluyan a la mayor parte de las fuerzas políticas y sociales con el objetivo de defender principios básicos que fortalezcan la institucionalidad y la democracia, y de tal manera generar alianzas que desemboquen en candidaturas para dignidades como alcaldes, prefectos, concejales y miembros de las juntas parroquiales.
Encargó al Presidente Nacional que se agoten todos los esfuerzos para lograr una concertación política en torno a la defensa de la democracia y la recuperación de la institucionalidad; la configuración de un Estado de control y regulación de los mercados; la defensa de la dolarización a través de un manejo responsable y prudente de los recursos públicos; y una agenda de políticas sociales que apunten a una eficiente redistribución de la riqueza.
Después de un amplio análisis sobre la coyuntura política nacional, los dirigentes demócratas cristianos reafirmaron su línea política de oposición al Gobierno de Correa y asumieron la responsabilidad de plantear soluciones sobre una agenda básica, que llevará a retornar a una democracia plena.
Se aprobó una agenda prográmatica que propone acciones orientadas al crecimiento económico, a la generación de empleo y reducción de la pobreza.
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